Gestión Mixta

Provincia y Nación: una sola solución

Hoy nada es consistente si no contempla una aceitada relación dialéctica entre lo global y local.

Sociedad 09/05/2022 Hora: 13:59
Provincia y Nación: una sola solución
Provincia y Nación: una sola solución

Por Tomás Loewy

En este tiempo de pandemias y de invasiones bélicas, Argentina -para bien o para mal- tiene su propio perfil. Es inútil querer mimetizarse con los problemas del mundo porque somos irremediablemente diferentes. 

Para transitar un camino positivo, debemos superar, cuando menos, cuatro hipertrofias:

  1. Tener una provincia dentro de otra (La Matanza).
  2. Exhibir un país dentro del propio (Prov. de Bs. As.).
  3. Reducir el 93 % de urbanización.
  4. Evitar que un tercio de la población se apiñe en el uno % del territorio.

La rémora de la Provincia de Buenos Aires, recobró actualidad por el libro de Esteban Bullrich y col. (2021). Fue impactante, además, por la crítica situación de salud que atraviesa el ex senador de la Nación. Muchos vieron la aparición del libro como una oportunidad, más allá de que somos un «un cementerio de oportunidades». 

 

Por un proyecto país

Ocurre que el drama de la mega provincia inviabiliza, también, cualquier progreso legítimo del país. Por esta razón, el problema no admite una solución distrital y demanda una gestión mixta: nacional y provincial.

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Si sólo miramos la economía, obtendremos ciclos de crecimiento económico y períodos democráticos y autocráticos. Pero no podemos aspirar a un desarrollo genuino, enarbolando banderas de sostenibilidad. Hoy nada es consistente sino contempla una aceitada relación dialéctica entre lo global y lo local.

Las nuevas provincias propuestas en el libro, en principio, son auspiciosas. Entre otras cosas, porque «quiebra» la gran aglomeración y lo hace -precisamente- en inmediaciones de La Matanza. CABA absorbería una parte del conurbano y el resto se integraría a otra provincia: el AMBA pasaría a ser una pesadilla del pasado.

Al mencionar que el problema era nacional y no meramente provincial, estaba implicando que la solución parte de políticas de Estado que, necesariamente, respondan a un Proyecto de país. Estas políticas, no extensivas ni excluyentes, pasan por un ordenamiento territorial, sostenibilidad agrícola y educación ambiental.

 

Desconcentrar y descentralizar es la consigna

La división de la Provincia seria inocua, sin embargo, si no está acompañada de una redistribución humana y eso se llama geodemografía. En esa línea, las nuevas capitales deberían asentarse fuera de las ciudades mayores. Luego el cambio de paradigma agrícola y ambiental, sería importante para nosotros y para el resto del mundo.

Por supuesto, se requiere una simplificación y reducción del sistema político nacional, con una racionalización del estado y la justicia, para acceder a niveles de eficacia. No son menores, tampoco, las necesidades de promover pymes agrarias, industriales y de servicios y el traslado de la sede de la Capital Federal a una ciudad mediana del interior.

Todo esto, en aras de producir una descentralización y desconcentración, económica, cultural y demográfica, que es la deformación más estructural que padecemos. Quizás el proyecto «provincias nuevas» podría ser un buen disparador para estos objetivos y muchos más, siempre dentro de una democracia participativa y sin violentar ninguna norma constitucional.

 

Conclusiones

Abandonar el modelo de las oportunidades, es despertar nuestra cantera de potencialidades, que la historia ya ha demostrado tempranamente. La encrucijada actual es optar por resolver el déficit público y la inflación, para acceder al crecimiento, o luchar por una sociedad-mundo, con futuro para nosotros y las generaciones siguientes.

Frente a «la gran bifurcación planetaria» y en una sociedad de riesgo, hagamos nuestra parte para recuperar liderazgo regional y salir de lo inexplicable. Tenemos todo lo necesario, solo nos falta compartir algunas agendas comunes. Lo que no tenemos es más tiempo para perdurar en una inercia de mezquindades e inequidades, con ansias de poder e impunidad. Nadie nos va salvar, excepto nosotros mismos.

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