Tomás Loewy: "Trabajar en lo local y comunitario, con renacimiento rural y cercanía de producción-consumo"
“En innumerables aspectos, la superconcentración poblacional y económica en un reducido espacio costero de nuestro dilatado país resulta exorbitantemente cara y antifuncional. Origina una ineficiencia global que, entorpeciendo todo, produce inflación crónica e inestabilidad permanente en uno de los países mejor dotados del mundo” (Francisco Loewy, 1982)
Por * Tomás Loewy
Sí, hay que repetirlo: la Provincia de Buenos Aires es el mayor problema que padece la Argentina (y su propio territorio). Tanto en lo interno como lo externo, lo es por su gran tamaño y sus asimetrías demográficas, políticas, económicas, culturales e institucionales. Es “un elefante en un bazar”. La metáfora no es ociosa, es un recurso más porque ha pasado demasiado tiempo sin que el imaginario público internalice esta gran distorsión nacional.
Queda claro que cualquier “Proyecto de País” se debe iniciar por esta asignatura pendiente: racionalizar el mega distrito. Surgió una esperanza después del lanzamiento del libro de Esteban Bullrich, Colina Jorge y Enrique Morad (2021), sobre una transformación estructural de la provincia. Aunque la lucha ya es centenaria, este escrito se origina en el propio centro del poder político.
También muchos, desde el sudoeste bonaerense, venimos bregando por cambiar esta historia. En efecto, somos “el patio trasero” del distrito, pero de gente que trabaja sin recuperar la cuota parte que le corresponde. El Plan de desarrollo del sudoeste (Ley N° 13647) fue un buen intento para revertir esta circunstancia, pero no alcanzó.
En los últimos meses se abrió una nueva expectativa, traccionada por la gente del lugar. Se trata de una zona típica por su incomunicación vial y pérdida de población, rural y urbana. Estamos hablando de San Miguel Arcángel, Colonia Lapin y la estación Esteban Gascón.
Sería de estricta justicia que un proyecto de desarrollo territorial, tomara este grupo comunitario como un área piloto. Resulta muy promisorio que nuevamente se esté hablando de comunicar estas localidades con rutas de asfalto o un camino consolidado alternativo.
Es la mejor noticia, en décadas, después de muchas luchas por rutas desde hace más de 50 años. Es el mejor comienzo y el mejor lugar, para potenciar las unidades productivas, la residencia en el campo, los centros de servicios, las industrias y un turismo incipiente. Todo sobre la base de la sostenibilidad agrícola y el cooperativismo.
Este núcleo interactivo, luego crecerá -como mancha de aceite- hacia el resto de la zona. Después podremos considerar nuevas empresas básicas, como gatillo disparador, con mayores argumentos. Por ejemplo, rutas de Carhué con Darregueira y/o Puan con Rivera.
Tales obras, no simplemente con el criterio tradicional de facilitar el transporte de productos: también, como medio para mejorar el arraigo y la calidad de vida de todos los habitantes de la zona. Es decir, transitar de una mera concepción instrumental o de mercado a uno más humano y sociológico.
Esto es POLÍTICA y esto es DESARROLLO, con los ciudadanos del lugar como protagonistas y acompañados por instituciones y medios zonales y municipales. Se trata de un aporte para emprender la transformación que el país necesita. Siempre en estrecha relación con las demandas globales de una sociedad-mundo.
El cambio en la provincia no es solo división sino desconcentración y descentralización, que luego se proyecta al resto del país. Si logramos materializar la obra, en el sudoeste, será sostén de presencia humana, producción local, cuidado ambiental y un ejemplo emblemático a seguir.
Es la hora de abordar lo importante, en Argentina, para que lo urgente no siga siendo crónico e irresoluble. Esto es trabajar en lo local y comunitario, con renacimiento rural y cercanía de producción-consumo. Las herramientas y las teorías son conocidas, solo falta voluntad política y la firme determinación de los actores en cada lugar.
* Escrito por Tomás Loewy Proyectodepais.com.ar