Solsticio de invierno: Año Nuevo de los pueblos originarios
En el mes de junio se realiza una de las celebraciones más importantes de los pueblos y comunidades indígenas de América del Sur: El Año Nuevo Indígena.

El solsticio de invierno es el momento en el que se produce el pasaje del otoño al invierno. Este fenómeno de la naturaleza –que no todos los años sucede en la misma fecha ya que depende de procesos astronómicos- marca para los pueblos indígenas el comienzo de un nuevo ciclo. Es durante este tiempo cuando se produce una de las celebraciones más importantes en la vida de los pueblos y comunidades indígenas de América del Sur.
Los pueblos originarios de nuestro país celebran, con distintos nombres según la región y el pueblo, el comienzo de este nuevo ciclo de vida de la madre tierra. En Argentina, desde Jujuy hasta Tierra del Fuego, los pueblos indígenas celebran este evento. Estas celebraciones tienen sentido y están vinculadas a la renovación e inicio de un nuevo ciclo de la naturaleza y todos los seres que la componen. La forma en que este festejo se lleve a cabo va a ser diferente de acuerdo a cada pueblo y dependerá de las prácticas culturales y de la geografía del territorio de cada uno de los pueblos.
La ceremonia presenta algunas variaciones y nombres diferentes según el pueblo que la celebra. En quechua se la conoce como Inti Raymi, en Aymara como WilkaKuti y en mapuche como WeTripantu (o WiñoyTripantu).
Coincide con el solsticio de invierno en el hemisferio sur, es decir, el momento en que tiene lugar la noche más larga del año. Este hecho puede ocurrir entre el 20 y el 24 de junio. Celebrando en esta fecha la renovación e inicio de un nuevo ciclo natural de la tierra y todos los seres que la componen, fortaleciendo el vínculo entre la comunidad y su entorno.
Este día especial marca una profunda conexión con la tierra y las fuerzas de la naturaleza. Las comunidades indígenas celebran con ceremonias llenas de significado, donde se comparten saberes ancestrales, se honra la memoria de sus antepasados, se fortalecen los lazos comunitarios y se renuevan los propósitos para el nuevo ciclo que comienza. Es un momento de reflexión, agradecimiento y renovación, donde se reconoce la importancia de preservar la biodiversidad y el equilibrio ecológico.

Las ceremonias que acompañan esta celebración incluyen rituales ancestrales, danzas sagradas, cantos tradicionales y ofrendas.
El Año Nuevo de los Pueblos Originarios es también una oportunidad para promover el respeto, la inclusión y la diversidad cultural en toda la sociedad.
Instituida también a través del Decreto 672/2019, donde reconoce la importancia de preservar y promover las tradiciones y culturas indígenas.
Renovamos nuestro compromiso de trabajar juntos por un futuro donde todas las culturas sean respetadas y celebradas. Que esta celebración nos inspire a construir un mundo más justo, equitativo y sostenible para las generaciones presentes y futuras.
En un mundo donde las culturas convergen, el respeto por sus ceremonias es, a su vez, una reivindicación política de su identidad y sus derechos.