Mayor Buratovich: los pejerreyes panzones pican en La Chiquita
Se encuentra en ascenso la actividad en este balneario de Villarino, el sudoeste bonaerense. Calidad asegurada en septiembre y octubre pescando desde la costa.
En los últimos años, La Chiquita se ha convertido en uno de los destinos ideales para ir en búsqueda de pejerreyes panzones, la atracción de los aficionados que, desde septiembre, apuestan por este balneario ubicado a 160 km al sur de Bahía Blanca. Para llegar, tras pasar esta localidad bonaerense, se sigue por la RN 3, se supera la localidad de Mayor Buratovich, y apenas 2 km después se encuentra el camino de acceso a este calificado pesquero marítimo que tiene un acceso de tierra, en buen estado. Son 65 km de huella consolidada que nos llevan hasta este buen punto de pesca.
Uno de los que esperaba la llegada de septiembre para ir a despuntar el vicio a estas playas fue Cristian Navarro, habitual colaborador de la revista Weekend. Navarro informa de la pesca en Viedma y de la zona, y en este caso viajó a La Chiquita para disfrutar de unos días con la caña en la mano con un amigo que opera de costa en la zona, conocedor de la playa como pocos. Se trata de Mauro Brilloni, quien brinda un completo servicio para los aficionados que se acercan a este destino y necesitan de la sapiencia de un lugareño para no fallar en los intentos.
Los días fueron muy variables con los resultados, con vientos fuertes con ráfagas de hasta 70 km/h que complicaron algunas salidas, pero los buenos tamaños de los pejerreyes se fueron afirmando. La pesca del panzón se realiza en los bancos de arena, que hay muchos y cambian constantemente por efectos del mar, lo que nos obliga a aprender a leer el agua o a valernos de un buen lugareño como el caso de Mauro.
Claves para dar con el panzón
La pesca se realiza con cañas varas o telescópicas de 4,00 a 4,50 m y líneas muy simples, tradicionales de fondo. Se arman sobre una madre de 0,60 mm, o a la misma salida del chicote, con tres anzuelos Nº 1/0 en bajadas de 0,50 mm de diámetro y 90 cm de longitud. Acompañan plomos del tipo satélite de 140 a 150 g y se encarna con anchoa, camarón y magrú, este último, en tiritas suele rendir muy bien. Es clave trabajar siempre cebando para mantener al cardumen a tiro de caña.
La especie cada año ingresa a mediados de agosto a estas playas y mantiene su presencia firme hasta mitad o fines del mes de octubre, lo que deja la chance de ir por ellos en un tiempo considerable, permitiéndoles organizar un viaje con anticipación a los aficionados que no disponen de tiempos libres y limitan sus salidas, aunque muchos no perdieron el tiempo y ya pusieron rumbo al sur para ir por los bravos panzones de los bancos de La Chiquita.