NOTA DE OPINIÓN

Resucitar el sentido común, para una sociedad-mundo

Nuevas agendas, demandas y agencias se nutren -básicamente- de un cambio cultural 

Sociedad 20/03/2025 Hora: 08:09
Imagen Ilustrativa
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Por Tomás Loewy*

La encrucijada

Hace veinte años decían que estábamos frente a un «nuevo mundo», el tecnológico. En otras palabras, arribábamos a la «sociedad del conocimiento», sin mayor conocimiento de la sociedad. También pronosticaban que desaparecerían la radio, los diarios de papel, el cine y hasta los libros. Afortunadamente eso no ocurrió, pero el sentido común quedó en estado de coma inducido.

Mas nada estructural ocurre por casualidad sino por causalidad. El diagnóstico es bastante desolador, en términos de una guerra mundial, activada en varios frentes paralelos. Pero todos los caminos conducen a reemplazar el estado de derecho y los consensos institucionales, por personalismos, polarizaciones y autocracias. 

Hay muchos porqués, pero interesa resaltar uno medular: el poder económico/tecnológico, corporativo y supranacional, que asumió en la transición del siglo. Los estados nación, en ese marco, quedaron condicionados. Más aún, en los países democráticos, por sus libertades inherentes.

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Primero fueron por el estado del bienestar y luego por el bienestar del estado, causando -finalmente- el desasosiego general, en su propio beneficio. Sus herramientas y estrategias incluyen fragmentación, negación, desinformación y una extensa gama de despotismos. 

Hoy la agenda urgente pasa por la guerra y el cambio climático, sin olvidar la importante, por democracia y sostenibilidad, sin dicotomías. Nacionalismos, autodeterminaciones y geopolíticas, deben ceder a una percepción de vida en común, sistémica y cooperativa, para una mejor transición.

Descentralizar y localizar

Una utopía, que alimente la esperanza, podría ser vinculante a una gobernabilidad glocal. Ciertamente, somos parte de un gran sistema -complejo, pero sistema al fin- y ningún lugar ni país se salva solo. La recuperación del sentido común, en ese contexto, aporta para viabilizar una unidad en diversidad conducente.

No es complicado posicionarse en lo real, si compartimos algunas premisas básicas. No se trata de opciones estado - mercado, norte - sur, oriente - occidente, ni de pensamientos binarios o personalismos. Se trata de recuperar el valor de la palabra y de la convivencia, con nosotros mismos, con los demás y con la naturaleza.

Vale reemplazar la política jerárquica y electoral, por la de los hechos y la constitución, comenzando por las comunidades locales. Autoconvocarse horizontalmente y de abajo hacia arriba, quitando nichos a grandes corporaciones, sería un buen comienzo. En este derrotero, paradigmático, es crucial una mayor conciencia espacio-temporal y de especie. 

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La democracia y la alimentación deben ser bienes comunes y zafar del mercantilismo -como valor supremo- que nos quieren imponer. Eso es parte de la sostenibilidad, que ya no es una opción. Ciertamente no da votos, pero da futuro y por eso es la mejor inversión.

Todos los problemas se originan dentro de los sistemas y no tienen solución en otra parte. Tampoco en las ideologías, cualesquiera fueran. El poder fragmenta los sistemas y las ideologías polarizan imaginarios de realidad, sin aproximarse a lo real. Esto último, es el norte de la ciencia y el conocimiento, donde la razón puede convivir con la emoción.

Sin estos sentidos comunes, entre otros, que se propone debatir y enriquecer, poco pueden hacer las nuevas tecnologías. Estas, hoy están concentradas en estamentos del poder y se rigen por criterios de dominación y grandes negocios. Solo descentralizándolas, como muchas otras acumulaciones, serán un medio relevante de viabilidad glocal.

Un tejido social, coherente y en armonía con el entorno, solo puede instalarse desde lo local. Ese es el nuevo asiento de la política, de hecho, donde es posible pensar y actuar simultáneamente. En esta visión, todos los caminos conducen -con esperanza, paciencia y tesón- hacia la democracia, la justicia, la libertad y una prosperidad compartida.

 

*El autor es Ingeniero Agrónomo, residente en Bahía Blanca y autor del libro “Ordenamiento glocal, un paisaje necesario”, Dunken, 2023. Nota publicada en Infobae .

 

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