Chivilcoy: Detectan harina en el aire y estudian su posible vínculo con la celiaquía
Investigadores de la ciudad bonaerense descubrieron la presencia de harina en el ambiente y ahora buscan determinar si este factor influye en el desarrollo de casos de celiaquía, tras identificar marcadores de la enfermedad en dos poblaciones estudiadas.

Tras un año y medio de monitoreo, un equipo científico identificó la presencia de harina en el aire de Chivilcoy. La investigación ahora busca identificar si estos factores ambientales influyen en la celiaquía.
Este trabajo es coordinado por Mauricio De Marzi, investigador CONICET y docente de la Universidad Nacional de Luján, quien viene desarrollando nuevos métodos para detectar y tratar la celiaquía.
Según el científico, en Argentina la enfermedad está sub diagnosticada debido a la falta de herramientas para su detección.

Analizan aire de Chivilcoy por celiaquía
El Colegio de Nutricionistas de la provincia Buenos Aires indica que 8 de cada 10 personas con enfermedad celiaca no saben que la tienen. Ante este panorama, De Marzi y su equipo trabajan para hallar marcadores, preferentemente en sangre, que permitan identificar la patología de forma más temprana.
Los primeros avances de la investigación, que han sido publicados en la revista científica Elsevier, se presentaron en el Centro Médico de Chivilcoy. En este encuentro se expuso la situación de esta enfermedad en la ciudad y las comparaciones entre la población celiaca y grupos con anticuerpos positivos o negativos.
Los científicos no se limitan a indicadores genéticos, sino que también analizan si hay factores ambientales que podrían influir en la celiaquía. Esto se da a partir de notar que algunos grupos poblacionales de Chivilcoy tenían anticuerpos más positivos. Luego de descartar el agua como factor de la correlación, el estudio se focalizó en el aire. Tras 18 meses de análisis, hallaron la presencia de harina en el ambiente. Si bien los resultados son preliminares, el trabajo se profundizará en esa línea.
“Existe un comportamiento repetitivo en ciertos horarios y meses del año, lo que apoya la hipótesis de que factores ambientales, además de los genéticos, podrían estar determinando que una persona reaccione contra el gluten y genere anticuerpos”, dijo De Marzi a La Razón de Chivilcoy.
Para evaluar los posibles impactos de la exposición a harina ambiental, los investigadores vienen estudiando esa distribución en base a los vientos, las temperaturas, las precipitaciones, los lugares dónde se encuentra la harina con mayor recurrencia y en qué cantidades.

Enfermedad silenciosa y autoinmune
El investigador remarcó la importancia de mejorar los sistemas de detección ya que muchos celiacos no tienen sintomatología. En estos casos “la única forma de diagnosticarlo es como un hallazgo casual, es decir que la patología está avanzando y eso es peligroso a lo largo de la vida si no se trata, sino adopta una dieta libre de gluten”, señaló De Marzi.
Finalmente, el especialista indicó que la enfermedad celiaca es una enfermedad autoinmune. “La celiaquía tiene un antígeno que dispara la patología, que es el gluten que está en la harina. Pero, termina haciéndose autoinmune porque reacciona contra la enzima que la degrada. Entonces, lo que buscamos son esos anticuerpos”.
Esta investigación marca la continuidad de trabajos previos realizados en laboratorio, que apuntan a descubrir moléculas que faciliten diagnósticos más precisos y menos invasivos.
(Noticias Ambientales)