Inti Raymi: el solsticio de invierno que renueva la vida en las culturas originarias
Cada 21 de junio, las comunidades andinas y de otros pueblos originarios en el hemisferio sur alzan su mirada al cielo para honrar al Tayta Inti (Padre Sol) y a la Pachamama (Madre Tierra). El Inti Raymi, la ancestral Fiesta del Sol, marca el inicio de un nuevo ciclo de vida y agricultura, y representa el Año Nuevo para diversas culturas indígenas, en un acto de profunda espiritualidad y revalorización cultural.

En el día más corto y la noche más larga del año en el hemisferio sur, el solsticio de invierno se convierte en un punto de inflexión para las culturas originarias. Para los pueblos andinos, esta fecha, 21 de junio, es sinónimo de Inti Raymi, que en quechua significa "Fiesta del Sol". No es solo una celebración, sino un rito milenario que celebra la continuidad de la vida y el inicio de un nuevo ciclo agrícola y espiritual.
Orígenes y significado ancestral
El Inti Raymi fue la festividad más grande e importante del Imperio Inca, instaurada por el Inca Pachacútec alrededor del año 1430. Se dedicaba a Inti, la deidad solar suprema, agradeciendo las cosechas pasadas y pidiendo abundancia para el nuevo año que se iniciaba. Aunque en sus inicios se celebraba en Cusco el 21 de junio, con la llegada de la colonia española, su práctica fue suprimida y posteriormente, en la recreación moderna en Cusco, se estableció el 24 de junio como día principal de la celebración teatralizada, que hoy es Patrimonio Cultural de la Nación en Perú. Sin embargo, muchas comunidades en otras regiones de América del Sur mantienen la fecha original del solsticio.
Celebración y Rituales
Actualmente, el Inti Raymi se mantiene vivo en diversas regiones de América del Sur, especialmente en Perú, Bolivia, Ecuador y el noroeste argentino (Jujuy, Salta). La forma de celebración puede variar en trajes, ofrendas, danzas y música, pero el objetivo central es siempre la adoración a la naturaleza y el agradecimiento.
Los rituales, habitualmente, incluyen:
- Velada nocturna: Las comunidades se reúnen alrededor del fuego sagrado, esperando el amanecer del "nuevo sol" en la noche más larga.
- Ofrendas a la Pachamama: Se "abre la boca" de la Madre Tierra para ofrecer alimentos tradicionales como maíz o coca, pidiendo por la fertilidad de la tierra y la abundancia de cosechas y animales.
- Música y Danzas: Cantos ancestrales en quechua o aimara, junto con danzas típicas, llenan el ambiente de espiritualidad.
- Baños rituales: En algunas comunidades, se realizan baños de purificación en ríos al amanecer, simbolizando la limpieza y la renovación.
- Recepción del Sol: El momento central es la salida del sol, recibida con los brazos extendidos en señal de respeto y gratitud al Padre Sol, dador de vida.
El Año Nuevo Indígena y la revalorización cultural
El 21 de junio también es reconocido como el "Año Nuevo Indígena" o "Año Nuevo Andino Amazónico y del Chaco" en países como Bolivia, y en calendarios escolares de algunas provincias argentinas. Esta fecha trasciende el mero festejo; es un acto de profunda espiritualidad que se transmite de generación en generación, buscando mantener viva la herencia cultural del Tahuantinsuyo y de otros pueblos originarios como los mapuches, que celebran el We Tripantu o Wiñoy Xipantu (Retorno del Sol) en estas mismas fechas.
El Inti Raymi es una poderosa expresión de la cosmovisión andina y de la profunda conexión que los pueblos originarios tienen con los ciclos de la naturaleza, recordándonos la importancia de honrar la vida y la Madre Tierra en cada nuevo ciclo que comienza.