¿Cómo varía el consumo energético de los electrodomésticos del hogar?
Conocer el gasto energético de tus electrodomésticos es clave para optimizar la energía, cuidar el medio ambiente y ahorrar en la factura de la luz.
Conocer el consumo energético de cada aparato permite optimizar la energía, reducir la factura y cuidar el medio ambiente.
No todos los electrodomésticos consumen igual, y su uso eficiente depende de características técnicas, antigüedad y hábitos de utilización.
Cada equipo tiene un perfil de consumo energético propio: algunos funcionan por períodos cortos, como licuadoras o microondas, mientras que otros operan continuamente, como heladeras y freezers. Analizar estas diferencias ayuda a decidir qué modelos convienen y cómo reducir el gasto mensual sin perder comodidad.

Electrodomésticos de lavandería
Los aparatos de lavandería representan un porcentaje importante del consumo mensual, especialmente cuando se usan con frecuencia.
- Lavadoras tradicionales
Una lavadora promedio de 6 a 8 kg consume entre 0,5 y 1,2 kWh por ciclo de lavado, dependiendo de la temperatura y duración del programa. Por ejemplo, un ciclo caliente de 90 minutos puede generar un gasto aproximado de $150 a $200 por uso (tomando un valor promedio de electricidad en Argentina de $150 por kWh). Las lavadoras modernas con certificación A+ o superior optimizan la energía gracias a motores más eficientes y sensores de carga que ajustan el consumo de agua y electricidad.
- Lavasecarropas
Los lavasecarropas combinan lavado y secado, pero su consumo es significativamente mayor. Un ciclo completo de lavado y secado puede llegar a 2,0–2,5 kWh, generando un gasto aproximado de $300 a $375.
La eficiencia depende de la cantidad de ropa y del programa de secado seleccionado. Modelos populares incluyen Electrolux, Beko y Drean, que ofrecen sistemas de secado por condensación o ventilación, influyendo directamente en el consumo. Aunque prácticos para espacios reducidos, se recomienda utilizarlos con cargas completas y programas eco.
- Secarropas independientes
Un secarropas de 7 kg consume entre 2 y 3 kWh por ciclo completo. Los modelos con sensores de humedad permiten ajustar automáticamente el tiempo de secado, evitando gasto innecesario. Para reducir costos, conviene usar ciclos cortos y no exceder la temperatura recomendada, ya que cada grado extra aumenta el consumo eléctrico.
Cocina y preparación de alimentos
El consumo de equipos de cocina varía según tipo, potencia y frecuencia de uso.
- Hornos eléctricos y microondas
Un horno eléctrico de 60 litros de capacidad consume entre 1,5 y 2 kWh por hora, mientras que un microondas de 900 W consume aproximadamente 0,6–0,8 kWh en 10 minutos de uso. La diferencia es notable, y recalentar alimentos en microondas siempre será más eficiente que usar el horno. Equipos de marcas como Atma, Liliana y Oster incluyen programas de cocción rápida y grill que afectan directamente la corriente consumida.
- Cocinas y anafes eléctricos
Una cocina eléctrica de cuatro hornallas puede consumir entre 1,8 y 2,5 kWh por hora si se usan todas las hornallas simultáneamente. Las placas de inducción son más eficientes, ya que transfieren el calor directamente al recipiente, consumiendo hasta un 30% menos que las hornallas convencionales. El tipo de olla, su material y el tamaño adecuado también influyen en la eficiencia energética.
- Licuadoras y procesadores
Aunque el consumo de licuadoras y procesadores es bajo en comparación con otros equipos, su uso frecuente suma al total mensual. Una licuadora de 600 W usada 15 minutos diarios consume alrededor de 0,15 kWh, generando un gasto aproximado de $22 por mes. Marcas como Philips, Moulinex y Oster ofrecen modelos con distintos niveles de potencia y eficiencia.
Refrigeración y conservación de alimentos
Los refrigeradores y freezers funcionan las 24 horas, por lo que su eficiencia es clave.
- Heladeras y freezers
Una heladera de 300 litros con motor convencional consume entre 1,2 y 2,5 kWh por día, dependiendo de la antigüedad, la temperatura seleccionada y la carga de alimentos. Los equipos con clasificación A++ o superior reducen el consumo hasta un 40% comparado con modelos antiguos. Mantener las rejillas traseras limpias y las puertas cerradas mejora el rendimiento. Freezers grandes pueden alcanzar 3 kWh diarios si se abren con frecuencia.
- Mini heladeras y vinotecas
El consumo de mini heladeras es menor, entre 0,5 y 1 kWh diario, y dependen mucho de la temperatura programada y la ubicación del equipo. Son ideales para oficinas o habitaciones, pero hay que evitar exponerlas a fuentes de calor que aumenten el gasto.
Consejos para reducir el consumo energético
Reducir el consumo eléctrico no implica renunciar a la comodidad, sino adoptar hábitos inteligentes y aprovechar al máximo la eficiencia de cada equipo. Aplicar estas estrategias permite ahorrar dinero en la factura y al mismo tiempo cuidar el medio ambiente.
Elegir electrodomésticos eficientes
Optar por modelos con alta eficiencia energética (A+, A++ o A+++) garantiza menor consumo sin afectar el rendimiento. Por ejemplo, un refrigerador A++ puede gastar hasta un 40% menos que uno antiguo, y un lavasecarropas moderno con sensor de humedad ajusta automáticamente el tiempo de secado, evitando el uso excesivo de electricidad.

Optimizar el uso de cargas
Asegurarse de llenar correctamente lavadoras, lavasecarropas y hornos permite distribuir la energía de manera eficiente. Usar ciclos parciales aumenta el consumo por prenda. Además, cocinar varios alimentos a la vez en el horno o la cocina eléctrica reduce la energía consumida por sesión.
Programas eco y temperaturas moderadas
Usar programas ecológicos o de baja temperatura en lavadoras, lavasecarropas y hornos disminuye significativamente el consumo. Por ejemplo, un ciclo eco puede reducir hasta un 20% la electricidad utilizada, mientras que seleccionar agua fría para lavado de ropa ligera evita gastar energía en calefacción innecesaria.
Mantenimiento de los equipos
Mantener limpios filtros, serpentines y rejillas de heladeras, freezers y aires acondicionados mejora el rendimiento y disminuye la sobrecarga de los motores. Por ejemplo, un refrigerador con serpentines sucios puede consumir hasta un 30% más que uno limpio.
Evitar el consumo en stand-by
Apagar los electrodomésticos que no se usan, en lugar de dejarlos en modo stand-by, reduce el gasto innecesario. Equipos como televisores, microondas con reloj digital o decodificadores consumen corriente constantemente, aunque no estén activos.
Uso inteligente de iluminación y complementos
Aunque no sean electrodomésticos de alto consumo, las luces y pequeños aparatos suman. Reemplazar bombillas tradicionales por LED y desconectar cargadores de celulares cuando no se usan puede representar un ahorro adicional de hasta un 10% mensual.

Planificación y hábitos cotidianos
Incorporar rutinas simples ayuda a reducir el consumo: tender ropa al aire libre en lugar de secar con secarropas, aprovechar la luz natural durante el día, y programar la heladera para no abrirla repetidamente, son medidas que impactan directamente en el gasto mensual.
Control y monitoreo
Instalar medidores de consumo o usar enchufes inteligentes permite ver cuáles electrodomésticos consumen más energía y ajustar su uso. Esto ayuda a priorizar reemplazos de equipos antiguos por modelos más eficientes y medir el ahorro real tras aplicar cambios de hábitos.
Mantene el consumo energético en un rango óptimo
El consumo energético varía ampliamente entre electrodomésticos. Equipos como los lavasecarropas son prácticos, pero demandan más electricidad que una lavadora convencional, mientras que microondas, licuadoras y mini heladeras tienen menor impacto en la factura.
Elegir modelos eficientes, usar programas eco y prestar atención a hábitos de uso permite reducir costos y cuidar el medio ambiente, manteniendo la comodidad y funcionalidad de los equipos en el hogar.
(Noticias Ambientales)




