ANTES DE IRSE

El extitular del INTA retiró al organismo de un proyecto global para medir el impacto de los agroquímicos en la población

Mariano Garmendia dejó sus funciones con la llegada del gobierno de Javier Milei. Antes, firmó una resolución que quita a la Argentina de SPRINT, una iniciativa académica dirigida a medir la presencia de residuos de agroquímicos en el ambiente y las personas, que es financiada desde 2020 por la Unión Europea. En octubre, ya había prohibo difundir los resultados de una investigación de una profesional de INTA Balcarce, quien realizó las primeras mediciones en el país siguiendo los protocolos del Programa.

Ambiente 27/12/2023 Hora: 11:35
El extitular del INTA retiró al organismo de un proyecto global para medir el impacto de los agroquímicos en la población
El extitular del INTA retiró al organismo de un proyecto global para medir el impacto de los agroquímicos en la población

El extitular del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), Mariano Garmendia, que dejó sus funciones con la llegada del gobierno de Javier Milei, firmó antes de dejar su cargo la resolución 1081/2023 a través de la cual se decide discontinuar la presencia del organismo en SPRINT, una iniciativa académica dirigida a medir la presencia de residuos de agroquímicos en el ambiente y las personas.

De acuerdo a la información que recoge el portal Bichos de campo, el 7 de diciembre, tres días antes de la asunción del líder libertario como mandatario, Garmendia firmó esa resolución del Consejo Directivo del INTA en la que establece comunicar a la coordinadora del proyecto SPRINT, la doctora Violette Geissen, “la decisión de la Argentina de abandonar ese colectivo de universidades y científicos europeos, que es financiado desde 2020 por la Unión Europea (UE)”, lo cual se hizo efectivo el pasado 12 de diciembre.

Ya en julio, el organismo había prohibido la difusión de los resultados de los estudios que llevó adelante una de las investigadoras del INTA Balcarce y del CONICET, Virginia Aparicio, quien realizó las primeras mediciones en el país siguiendo los protocolos del Programa SPRINT, en una tarea que comenzó en 2021.

En los argumentos para la no difusión de las conclusiones que Aparicio consiguió tras sus estudios y mediciones en territorio argentino, el organismo consideró que “posiblemente algunos procedimientos respecto a los estudios que involucran a personas han excedido la incumbencia institucional”.

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De acuerdo a Bichos de campo, “Aparicio, una investigadora acostumbrada a estas lides, de seguro aprovechó el resquicio o un descuido de sus superiores para intentar cubrir una faltante clara de la política nacional, donde no existen estadísticas claras sobre el uso de agroquímicos y mucho menos se realizan estudios sistémicos sobre el posible impacto que tienen sobre el ambiente y la salud de las personas”.

También a comienzos de octubre, en el marco del “Congreso de Alimentos de la Agricultura Familiar y Economía Social”, realizado en la ciudad de Paraná, Entre Ríos, Garmendia impidió la difusión de los datos que surgieron de la investigación y sostuvo que había “un error inicial del INTA de cómo se abordó el proyecto, que estamos tratando de subsanar, porque tenemos que involucrar sí o sí a los Ministerios de Salud de la Nación, de la Provincia de Buenos aires, y tenemos que corregir y trabajarlo, en eso estamos en este momento”.

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Sin embargo, de acuerdo a lo que informó La izquierda diario el pasado 5 de octubre, “los resultados del SPRINT están desde febrero y en junio de este año se iba a realizar una presentación con los resultados argentinos generales, en la que participaría Virginia Aparicio, trabajadora del INTA Balcarce e investigadora integrante del estudio. Esa reunión fue cancelada y mediante una resolución firmada por el presidente del INTA se prohibió a Aparicio hablar con la prensa”.

Los resultados que finalmente se conocieron del estudio que publicó Bichos de campo, determinaban que “se colocaron pulseras especiales para detectar agroquímicos sobre 73 habitantes de la provincia de Buenos Aires, varios de ellos reconocidos militantes agroecologistas, y de allí surgió que el 100% de ellos ”presentó un rango de 6 a 13 plaguicidas en orina, un rango de 2 a 10 plaguicidas en sangre y un rango de 0 a 18 plaguicidas en materia fecal“.

“Estos resultados colocaban a la Argentina en el tope de los niveles de contaminación con agroquímicos, pues esos niveles detectados habían sido superiores a las de los países europeos comparados en el Proyecto SPRINT, solo superados por los Países Bajos”, asegura la publicación.

El informe

 

Los resultados en Laguna Brava: “siete agroquímicos en sangre”

Iván Villarreal, vecino de la Laguna Brava en la Provincia de Buenos Aires y uno de los participantes de Sprint -un trabajo internacional que relevó plaguicidas en muestras biológicas humanas y en el aire- indicó que le informaron que tiene siete agrotóxicos en la sangre, 12 en orina, seis en materia fecal y 17 en el aire, “pero nadie sabe qué efectos puede provocar esa mezcla”, de acuerdo a la información recogida por la periodista Natalia Concina, de la agencia Télam.

Iván tiene 52 años, y si bien visitaba la zona desde pequeño, hace más de una década decidió instalarse en los alrededores de la Laguna Brava, un espejo de agua en el Partido de Balcarce, zona agrícola por excelencia.

Su activismo ambiental lo hizo entrar en contacto con investigadora del INTA Virginia Aparicio -quien lideró el estudio Sprint en Argentina- y se ofreció como una las 73 personas voluntarias a quienes en la primavera de 2021 se les tomó muestras de sangre, orina y materia fecal, además de que utilizaron una pulsera para medir contaminación en el aire.

“Los vecinos del barrio Villa Laguna Brava empezamos a trabajar en 2004 para que este lugar se proteja de alguna manera. Tuvimos un montón de reuniones con (el Ministerio de) Ambiente de la Provincia, el INTA, el municipio y los emprendimientos, y la idea no era sólo cuidar el paisaje, sino también la salud humana”, recordó.

Después de varios años, en 2018, la ya entonces conformada Asociación Civil para el Fomento y Protección del Paisaje Laguna Brava, logró que se declare la zona Paisaje Protegido a través de una ley provincial, lo que implicaba, entre otras cosas, crear un plan de manejo ambiental.

“Empezamos a trabajar con el agua de la laguna para pedir que se estudiara -de hecho, logramos comprobar que tenía cianobacterias tóxicas- y en esos acercamientos con investigadores conocimos a Virginia (Aparicio), que en ese momento estaba estudiando los suelos”, recordó.

De esa manera, tres personas de la Laguna Brava participaron del proyecto Transición Sostenible de Protección Vegetal: Un Enfoque de Salud Global (Sprint por sus siglas en inglés), y al igual que el resto de los voluntarios, ya recibieron sus resultados individuales, aunque todavía no está disponible el resultado de la región.

Las muestras de orina y materia fecal de todos los participantes a nivel global fueron analizadas en el Centro de Investigación y Universidad de Wageningen y las de sangre y pulseras se procesaron en la Universidad Radboud, ambas en Países Bajos.

Según consta en el documento con los resultados de Iván, “el total de participantes argentinos presentó un rango de 2 a 10 plaguicidas en sangre”, en tanto que en su muestra particular se detectaron siete plaguicidas (bromoxinil, clorpirifos/methyl:TCPy, fenoxicarb, fipronil, pluazifop P, imidacloprid y pirimicarb).

En referencia a la orina, el total de participantes argentinos presentó un rango de 6 a 13 plaguicidas; en tanto que su muestra arrojó la presencia de 12 (glifosato, AMPA, 2,4-D, pirimifos-metil DEAMPY, imidacloprid, Imidacloprid olefin, DCCA-trans, DCCA-cis, DBCA, 3-PBA , TCPy y CIF3CA).

 

Qué es el proyecto SPRINT

El SPRINT (por las siglas en inglés de Transición Sostenible de Protección Vegetal: Un Enfoque de Salud Global 2020/2025) es un proyecto financiado por la Unión Europea que busca mapear y cuantificar la presencia de agroquímicos en el ambiente y en seres humanos, y estudiar por primera vez la sinergia de distintos plaguicidas, es decir, su acción conjunta. Cada veneno no solamente es dañino individualmente sino que en conjunto se puede potenciar su accionar nocivo para la salud socioambiental.

La finalidad del estudio es aportar información científica para políticas que buscan reducir el uso e impacto de los agroquímicos más peligrosos, con la meta de reducirlos en un 50 % hacia 2030. El Día Mundial de la Salud Socioambiental, 27 de septiembre, se realizó una conferencia virtual en la Cumbre Científica de la Asamblea de las Naciones Unidas, con los resultados más relevantes del equipo de investigadores europeos.

Expusieron Violette Geissen, Abdallah Alaoui, Daniel M. Figueiredo, Hans Mol, Maaike Gerritse, Fredya Debler, Dirk Goossens, Peter Fantke, Kayode Jeyede y Nelson Abrantes. El ingeniero Brian Longstaff Howard tradujo para el portal Ploff.net los puntos principales de esta charla.

Los investigadores explicaron la metodología y los principales resultados obtenidos en el marco de cada una de sus investigaciones, en las que cuantificaron y analizaron la presencia de residuos de agroquímicos en distintos ecosistemas y en personas en Europa y Argentina.

Entre los principales resultados y conclusiones de la Conferencia se destaca la presencia “omnipresente” de mezclas o mixturas de pesticidas (agroquímicos). Es decir, se encuentran en todos lados, en los ecosistemas y en humanos, y especialmente acumulados en el “polvo puertas adentro”.

Las muestras de polvo en la investigación de Figueiredo revelan una acumulación de hasta 120 pesticidas diferentes en el polvo a “puertas adentro” de casas cercanas a labores culturales convencionales, como así también casas cercanas a labores culturales orgánicas.

 

Proyecto SPRINT Un Enfoque de Salud Global

Se deduce que el ingreso de agroquímicos en nuestros cuerpos podría ser tanto vía dieta por los alimentos con rastros, como también a través del ambiente, principalmente por el polvo en suspensión.

Sin embargo, el riesgo real para los ecosistemas y humanos expuestos a estas mezclas en altos números de residuos de agroquímicos peligrosos no se toma en cuenta en las regulaciones actuales. Por eso, Geissen insistió en la necesidad de regulaciones para el Uso de Pesticidas que valúen, valoren, determinen el riesgo real, incluyendo indicadores sensibles que muestren lo que está pasando y detecten cambios pequeños ante variables que se quieran medir.

En el estudio de Figueiredo, se encontró que la exposición a agroquímicos como el glifosato y el AMPA (derivado del glifosato), fue considerablemente mayor cuando se la comparó con otros pesticidas medidos.

Por otro lado, en la exposición de Hans Mol sobre detección de agroquímicos en orina, sangre y heces, se mostró que las frecuencias son mucho mayores en Argentina y superan ampliamente a todos los países europeos estudiados.

Se ve la misma tendencia en la detección en materia fecal.

Respecto a los niveles de glifosato, en Argentina son significativamente superiores en comparación a los demás países.

Esto es especialmente preocupante porque la presencia de rastros de agroquímicos en el intestino provoca desbalances en el microbioma de este órgano, es decir, en la comunidad de microorganismos que lo protegen. Es un estudio que modela el impacto de agroquímicos específicos se observa un aumento en el “stress” celular, afectando el funcionamiento normal del intestino.

Los análisis de Debler y Groossens se concentraron tanto en las diferentes vías de transporte de los agroquímicos como en sistemas de modelado para estudiar la dispersión desde los puntos en que se aplican los pesticidas. Groossens señaló que el transporte a través del aire resultó mucho más alto de lo que esperaba, llegando hasta 40 km de distancia para períodos de suspensión a largo plazo.

Por último, otras investigaciones estudiaron el impacto en ecosistemas acuáticos, donde todas las especies analizadas mostraron un deterioro o deficiencia por estar expuestas a las mezclas de agroquímicos.

Como principales conclusiones, los investigadores repusieron los efectos en la salud humana, la necesidad de establecer nuevos umbrales o límites de utilización de agroquímicos para muchas matrices ambientales, la consideración del transporte atmosférico en las regulaciones y la insostenibilidad del uso de pesticidas debido a los costos externos en la salud humana y ambiental. Se estimó que 150 billones de euros fueron las pérdidas económicas en 10 países europeos. Y se repitió que el efecto de las mezclas de pesticidas es mucho más fuerte estando combinados, que si solo se toma toma al pesticida de forma individual.

Resaltaron que: “Lo que podemos concluir con todos los resultados de SPRINT es que estamos todos expuestos, tanto nosotros como los ecosistemas. Estamos expuestos a mezclas de pesticidas que están categorizadas como ’peligrosas’. Esto causa efectos en la salud humana, al igual que costos monetarios.”

Y agregaron: “Por supuesto, la pregunta es, ¿por qué nos atenemos aún a una agricultura que nació luego de la Segunda Guerra Mundial para producir tanto alimento como sea posible por hectárea? Lo que llevó a esta forma de producir es la idea de no pasar hambre nunca más, lo cual fue muy válido luego de la guerra donde mucha gente pasaba hambre y moría de hambre. Pero hoy en día sabemos que producimos suficiente comida para todos. Lo que hay es un problema de distribución. Desperdiciamos el 30% de nuestros alimentos.

Entonces, podemos ir hacia una nueva agricultura moderna… y esta transición agricultural debe ser hecha de forma urgente. Una agricultura verdaderamente moderna, deberá incluir conceptos agroecológicos, al igual que conceptos de robótica y tecnología moderna esperando a ser implementados.“

La difusión de esta información y su correspondiente interpretación es oportuna ya que el próximo 13 de octubre se deberá votar en la Unión Europea reautorizar o no del uso del glifosato, uno de los agroquímicos, que con sus derivados como el AMPA, es de los que más aparece en el muestreo realizado.

El 13 de octubre la Unión Europea vota si renueva la autorización del uso del herbicida glifosato

Por su parte, en Argentina, el estudio buscó 208 plaguicidas.

Anabel Pomar, del portal Lavaca, pudo acceder a los resultados de participantes en territorio bonaerense. Para el total de muestras se encontró presencia de agroquímicos en un rango de 6 a 13 plaguicidas en orina, 2 a 10 plaguicidas en sangre y 0 a 18 plaguicidas en materia fecal.

Además, también se encontraron rastros en las matrices ambientales, un rango de:

  • 6 a 22 plaguicidas en muestra de alimentos.
  • 43 a 86 plaguicidas en polvo del hogar.
  • 0 a 8 plaguicidas en granos de cultivo.
  • 1 a 12 plaguicidas de orina de animales y 0 a 16 plaguicidas en materia fecal animal.
  • 5 a 25 plaguicidas en alimento animal.
  • 0 a 12 plaguicidas en suelos.
  • 10 a 28 plaguicidas en agua superficial.

Los muestreos en la provincia de Buenos Aires se realizaron durante el año 2021. En principio, el estudio contemplaba un mapeo en 10 países europeos, pero decidió incluir 73 muestras de nuestro país, por ser Argentina el principal exportador de soja para alimentación animal para el mercado de Europa.

Una de las posibilidades planteadas por los científicos europeos para reducir el uso de agroquímicos es la de reducir las importaciones de productos que utilizan los agroquímicos más peligrosos para obligar a que los países exportadores cambien las prácticas productivas. En este sentido, lo que se discuta en los próximos días en la Unión Europea puede tener impacto en nuestro país.

Mientras tanto, cada vez más voces se levantan para denunciar las fumigaciones desmedidas y la exposición cada vez mayor a estos venenos. La evidencia de las consecuencias perjudiciales para la salud socioambiental no para de crecer, pero solo la organización y pelea desde abajo puede lograr romper con el consenso políticos de las principales fuerzas políticas para profundizar el agronegocio.


(eldiarioar.com)

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