LECTURA DE VERANO

"La sed de los siete puertos". En 1937 Roberto Arlt describió en sus crónicas la problemática del agua en Bahía Blanca

La crónica en cuestión aparece publicada en el libro "El paisaje en las nubes", editado por Fondo de Cultura Económica, que reúne más de 200 crónicas escritas por encargo entre marzo de 1937 y julio de 1942, mes en el que Arlt murió a causa de un paro cardiorrespiratorio.

Cultura 31/01/2024 Hora: 11:09
"La sed de los siete puertos". En 1937 Roberto Arlt describió en sus crónicas la problemática del agua en Bahía Blanca
"La sed de los siete puertos". En 1937 Roberto Arlt describió en sus crónicas la problemática del agua en Bahía Blanca

La escasez o directamente la falta de agua potable en la región es un tema recurrente en cada verano, Bahía Blanca, por dimensión de la problemática, no es el único ejemplo los distritos de Coronel Rosales o Villarino, sólo por nombrar algunos otros distritos del sudoeste bonaerense, sufren esta problemática desde hace años.

En este marco planteamos una lectura de verano, recomendada para este 2024, en la cual el escritor y periodista Roberto Arlt escribió para el diario El Mundo entre 1937 y 1942. Los textos que integran el libro "El paisaje en las nubes", crónicas periodísticas de una sorprendente vigencia.

 

La sed de los siete puertos


HACE CIEN AÑOS no era nada más que un aljibe con algunos tinajones en redor. Las colinas de arena amarilla se extendían y cambiaban de lugar movidas por el viento del desierto. Los remolinos de tierra se cortaban en una columna de adobes, en cuyos nichos se tostaban al sol las estatuas de algunos santos. Lentas carretas arrastradas por bueyes avanzaban entre dispersas tribus de gallinas y rezongones cerdos. Al caer de la tarde, hombres y mujeres de la colina se arrodillaban frente a los santos de la columna de adobes.

Hoy...

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Hoy, vista desde la carlinga de un avión, la ciudad, panorámicamente, parece un trozo de Buenos Aires. Rectángulos y más rectángulos erizados de cubos de edificación. Los vientos oceánicos barren sus anchas calles y encrespan los espejos de agua de sus siete puertos, porque siete puertos tiene Bahía Blanca, siete puertos: Galván, Ingeniero White, Nacional, Agnara, Puerto Belgrano, Pagnard y Arroyo Pareja.

Siete puertos, siete ironías. Y son siete ironías porque esta ciudad, con siete puertos verticales a las aguas del gran océano, vive la dramática comedia del miedo a la sed.

Parece increíble.

Cada verano, "Bahía Blanca está sin agua", como dicen los títulos de sus periódicos locales. Esta falta de agua proporciona harto trabajo a los editorialistas de los diarios de la ciudad de los siete puertos. Estos editoriales no menguan la sed de sus habitantes, que con desesperante optimismo envían de tanto en tanto a la Capital Federal una comisión. Ésta, entrevistándose con el primer magistrado, como es de rigor, pide la realización de algunas indispensables obras públicas que, como es natural, no se llevan a cabo.

Entre estas obras figuran el riego en Villarino, y después el "embalse del Naposta Grande".

Este Naposta Grande proveería de agua potable a Puerto Belgrano. Este Naposta Grande, siniestro despilfarro de nuestros gobiernos provinciales, cuando llueve desborda, y cuando desborda ocasiona graves perjuicios a los colonos de sus vecindades. Pero el Naposta Grande no está embalsado, la riqueza de sus aguas sólo sirve para producir la doble cantidad de daños que puede ocasionar un arroyo cuando desborda y un arroyo cuando está en seco por haber desbordado.

Otro arroyo, que suministra agua a Bahía Blanca, es el llamado Sauce Grande.

La empresa que le sirve agua a Bahía Blanca abastece sus depósitos en el arroyo de Sauce Grande. El arroyo Sauce Grande, como el Naposta, cuando llueve, rebalsa sus márgenes, y entonces no sólo riega con exceso la zona agrícola sino que se desborda sobre la misma ciudad. Y este exceso de agua, este exceso de plata líquida, que en otros países sería atesorado hasta su última gota para hacerlo producir frutos hasta su última consecuencia, se malpierde en la llanura.

Llega el verano. Llega el verano y esta ciudad que consume VEINTE MILLONES DE LITROS DE AGUA POR DÍA Se encuentra súbitamente abocada a la escasez que nace de los antiguos depósitos que no han sido ampliados, mientras que la población se ha triplicado.

Es decir que la ciudad y la zona están abastecidas de agua por dos arroyos-ríos, cuyo curso, de ser rectificado, y cuyos diques, de ser ampliados, asegurarían sin interrupción el servicio de la ciudad; pero inútil ha sido que Bernardino Rivadavia, inventor de la ciudad, pensara en estos dos arroyos cuando la proyectó en el papel. Lo que no había pensado Bernardino Rivadavia era que la desidia de los hombres es a veces infinitamente más peligrosa que los olvidos de la naturaleza.

El problema es vital para Bahía Blanca.

En cuanto la periódica caída de agua disminuye, la afluencia de los arroyos se altera. Esta alteración alcanza el límite, que la mayoría de las veces remedian súbitamente lluvias providenciales. Claro está que el municipio siempre ha contado con la regularidad del milagro. En cuanto estas lluvias providenciales amenazan no producirse, Bahía Blanca, con sus siete puertos y sus dos arroyos anarquistas, corre el peligro de la sed, y entonces comienzan las lamentaciones y el renovarse de los buenos propósitos.

En tanto, con la misma regularidad que se producen estas lluvias providenciales, también se producen, todos los veranos, los chaparrones de editoriales al respecto. Lo más curioso del caso, y esto es curioso de verdad, es que hace más de treinta años, es decir, desde los tiempos del histórico Marcelino Ugarte, que la población de Bahía Blanca conoce los remedios que podrían curar la enfermedad de la sed. También, como es natural, desde los tiempos de Marcelino Ugarte (¿cuántos presidentes han pasado?) no se ha hecho nada. Todo está como ayer.

Terminemos:

Bahía Blanca, como Santiago del Estero, como San Luis, como ciertas regiones del Chaco, como otras regiones del país, que tienen la desgracia de estar alejadas de los grandes cauces de agua, o que tienen la desgracia de estar muy próximos a ellos; Bahía Blanca, la ciudad de la orilla del Atlántico, la ciudad de los siete puertos, de los dos arroyos-ríos, tiene el problema del agua y de la sed.

¡Si parece una burlería!

"Cosas nuestras", 27 de enero.

 

 

 

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