UNA ESPECIE EXÓTICA INVASORA

Superpoblación de caballos cimarrones en el Parque Tornquist

El doctor en Biología Alberto Scorolli (UNS) estimó que “La situación está en un punto crítico” al haber nuevamente hay una superpoblación que amenaza al ecosistema serrano y a los propios equinos. Se realizará un nuevo estudio con vistas a crear un plan de manejo.

Ambiente 25/04/2022 Hora: 16:29
Superpoblación de caballos cimarrones en el Parque Tornquist
Superpoblación de caballos cimarrones en el Parque Tornquist

Catorce años después de la última intervención para retirarlos del ecosistema serrano, los caballos cimarrones han vuelto a convertirse en un problema grave para el Parque Provincial Ernesto Tornquist.

“No tenemos números exactos, pero estimamos que hoy la población de equinos salvajes es de unos 30 animales cada 100 hectáreas, lo que constituye un riesgo tanto para la reserva natural como para ellos mismos. La situación está en un punto crítico”, dijo el doctor en Biología y profesor de la UNS Alberto Scorolli.

El profesional lidera un equipo de investigación que en los próximos cinco años relevará a los caballos salvajes del parque, analizará su estado general, evaluará el daño que están provocando al ecosistema serrano y propondrá posibles alternativas para retirarlos de su ubicación actual. El trabajo de campo lo efectuará el licenciado en Ciencias Biológicas Franco Bostal, becario doctoral del CONICET.

La iniciativa se inscribe en un proyecto más abarcativo, dirigido por el doctor en Biología Sergio Zalba (UNS), un especialista en la materia: Manejo de Especies Exóticas Invasoras en Áreas Naturales Protegidas.

“El objetivo final es presentar un plan de manejo de equinos para el parque provincial que perdure en el tiempo, tenga la aceptación de la población y nos dé previsibilidad”, señaló Scorolli.

Para el biólogo, hay fuertes sospechas de que la población de caballos salvajes en la reserva está llegando “a un límite peligroso”.

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“El último manejo con extracción de ejemplares se hizo en 2007. En aquel momento había unos 400 animales. Se generó entonces un protocolo sanitario y de extracción, y mediante un acuerdo entre el ministerio de Asuntos Agrarios bonaerense y el Ejército Argentino se llegó a retirar unos 220, la mayoría de los cuales fue al Comando de Remonta y Veterinaria de la fuerza”, recordó Scorolli.

Varios de los ejemplares se encontraban en grave estado de salud, por lo cual en aquel entonces, por criterio de veterinarios equinos, se dispuso el sacrificio de unos 80.

Aquella medida no fue bien recibida por entidades protectoras de caballos (como la Asociación Civil Cimarrón Equino) y algunos vecinos, lo que derivó en un conflicto que ocasionó que la extracción fuera suspendida.

“En 2007 tuvieron lugar las últimas acciones de manejo y luego no se hizo nada más. Para 2016 el número de caballos cimarrones había vuelto a crecer hasta unos 450, y ahora estimamos que debe estar en 600 o más. Estamos llegando a una situación límite”, advirtió el especialista.

“Los caballos se adaptan muy bien a este ecosistema de clima templado y buenas pasturas. Además, su único depredador es el puma, de los cuales hay pocos ejemplares”, explicó.

En cuanto a los perjuicios de esta peligrosa superpoblación, Scorolli aclaró que son varios.

“El Parque Provincial tiene unas 6.700 hectáreas totales, pero el sector de la reserva donde están los equinos ocupa unas 2.500. Esto arroja en situaciones límites una carga de hasta 35 animales cada 100 hectáreas; en estas condiciones, es muy probable que falte el alimento y en poco tiempo muchos ejemplares terminen muriendo por falta de alimento”, señaló.

“El otro aspecto es la afectación del medio ambiente autóctono. No sólo hablamos del pastizal pampeano y numerosas plantas endémicas, sino también de especies animales que podrían verse perjudicadas por la alteración de su medio de vida, como aves de pastizal”, añadió.

“Alterar la estructura vegetal del parque también podría provocar cambios en la cuenca del río Sauce Grande, de la cual hoy toman agua Bahía Blanca y Punta Alta”, completó Scorolli.


 

Consenso con las autoridades y la gente


El profesional remarcó que, por todos estos motivos, urge contar con un plan de manejo de la especie y de extracción de ejemplares.

“Un aspecto central del trabajo, más allá del relevamiento, será buscar y consensuar alternativas para retirar a los equinos. Para eso es clave que sepamos qué medidas cuentan con el consenso de la población y qué medidas no”, dijo.

“En un par de años ya vamos a tener una idea de la magnitud del problema. Teniendo en claro que la solución no debería pasar, en la medida de lo posible, por el sacrificio de los animales, debemos contemplar otras alternativas como la cesión a privados mediante un sistema sumamente transparente”, agregó Scorolli.

Desde su punto de vista, los animales se podrían entregar tanto a individuos como a escuelas de equinoterapia “o cualquier entidad que garantice un trato digno al animal”.

“En la determinación del protocolo de extracción y cesión será fundamental conocer la opinión de la gente. Por eso proponemos hacer encuestas online, entrevistas en el parque, charlas y mesas de debate con guardaparques y técnicos. El plan de manejo tiene que salir con un amplio nivel de consenso”, enfatizó.

 

Cómo llegaron a la reserva natural provincial

Los caballos (Equus caballus) son mamíferos herbívoros considerados en Argentina como “especie exótica invasora”. Algunos habitan áreas naturales protegidas, por lo que su manejo es clave para mantener estable la biodiversidad.

La especie tiene un gran potencial como especie invasora. Esto se debe a que, por su tamaño, no tienen muchos predadores. Además, son resistentes a las enfermedades y tienen una amplia tolerancia a los distintos tipos de ambiente, siempre y cuando encuentren en ellos agua y pastizales para alimentarse.

En su trabajo Manejo de caballos cimarrones: la situación en la Argentina, el doctor Scorolli señaló que la presencia de equinos en el Parque Provincial Ernesto Tornquist se inicia en 1942, cuando “un pequeño grupo de unos 10 caballos criollos” fue introducido. Aquellos animales se volvieron cimarrones (salvajes) y “su población creció sin manejo formal durante décadas”.

La licenciada en Turismo Mariana Llamas, aficionada al turismo ecuestre, refirió que, según indican antiguas crónicas, todo comenzó con “una manada de lobunos que Emilio Solanet le regalara a Martín Tornquist” (turismoecuestre.wordpress.com).

“Emilio Solanet fue médico veterinario, productor agropecuario, profesor universitario y dirigente político, pero lo más importante, o quizá su labor más patriótica, fuera la recuperación y perfeccionamiento de la raza Criollo Argentino”, recordó.

Llamas citó que en 1912 Solanet trajo del sur un lote de 84 caballos, entre yeguas y padrillos, comprados a un cacique tehuelche. Esos animales eran descendientes “de aquellos caballos españoles llegados con los conquistadores que más tarde fueron adaptándose al suelo argentino”.

También recordó que el parque provincial Ernesto Tornquist fue creado en 1937 con 583 hectáreas de un campo conocido como “La Blanqueada”, donadas al Estado por Martín Tornquist. “Así es como, al parecer, acabaron aquellos caballos tehuelches en el Parque Tornquist”, teorizó.

A lo largo de los años la especie creció sin control en la reserva natural, provocando graves daños a la biodiversidad natural.

Científicos determinaron que, cuando la especie llega a un número crítico de individuos, “disminuyen la abundancia de especies de aves de pastizal al aumentar la tasa de predación de nidos, incrementan el número de especies exóticas invasoras vegetales en el pastizal, promueven a través de las heces su dispersión, reducen la biomasa aérea y aumentan el porcentaje de suelo desnudo del pastizal”.

La licenciada Llamas reconoció estos perjuicios, pero por otro lado destacó que los caballos cimarrones del parque constituyen una de las pocas manadas salvajes que existen en Sudamérica y un atractivo turístico en sí, por lo que deben ser protegidos.

“El problema radica en que los caballos nunca fueron manejados y esto derivó en que interfieran seriamente con el cumplimiento de los objetivos del área natural”, lamentó.

 

(La Nueva)

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