CRECEN LAS PATOLOGÍAS AUDITIVAS

Un mal de época: el uso excesivo de auriculares con volumen alto y la creación de un mundo sonoro "que no es real"

Vivimos conectados a nuestros dispositivos, y esa escucha aislada del ambiente a gran intensidad genera una suba de patologías acústicas a edades cada vez más tempranas.

Salud 18/09/2023 Hora: 09:13
Un mal de época: el uso excesivo de auriculares con volumen alto y la creación de un mundo sonoro "que no es real"
Un mal de época: el uso excesivo de auriculares con volumen alto y la creación de un mundo sonoro "que no es real"

Es cuestión de salir y mirar a nuestro alrededor en las calles y veredas para darnos cuenta de cómo gran parte de las personas va ensimismada, acorde a estos tiempos de híper conectividad. Todas (sobre todo jóvenes) con auriculares. En su mundo. Pero aislarnos en nuestros mundos sonoros trae sus riesgos. Y eso se termina notando cada vez más en los consultorios, con el aumento de las demandas por déficit auditivo.

Hay una razón esencial: el sonido ingresa al canal auditivo externo de una manera mucho más directa que los decibeles del ambiente. Escuchar ruidos a un volumen excesivamente alto aumenta la posibilidad de perder paulatinamente nuestra capacidad de oír. Y esa pérdida no tiene cura. Por eso es esencial la prevención.

Como publica el sitio de divulgación científica The Conversation, una revisión sistemática publicada en 2022 da cuenta de que hasta el 24% de los jóvenes podría sufrir sordera por la exposición a sonidos fuertes, procedentes de sus auriculares o de la música de locales de ocio.

Y está comprobado que los ruidos excesivos incrementan el riesgo de padecer hipertensión arterial, infarto de miocardio, accidentes cerebrovasculares, alteraciones del sueño y niveles elevados de la hormona del estrés.

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Ahora vayamos a lo concreto: en su informe sobre escucha segura, la Organización Mundial de la Salud  (OMS) indica que en ningún caso debemos sobrepasar el 60% del nivel máximo de salida de los aparatos, y no prolongar su uso más de una hora. El impacto de exponerse a 100 decibelios (dB) durante 15 minutos mediante auriculares equivale al ruido que recibe un trabajador industrial a 85 dB en una jornada de ocho horas: para tomar dimensión, el rango de volumen de una usuaria o usuario típico oscila entre los 75 dB y los 105 dB.

 

Descansar el oído de los auriculares

Un problema es que se empiezan a usar auriculares a cada vez más temprana edad. Por eso se recomienda retrasar lo más posible ese momento, teniendo en cuenta que una pérdida de audición puede traer una caída en el rendimiento escolar o aislamiento social. La tecnología también avanza en frentes positivos. Así, por ejemplo, hoy existen aplicaciones descargables que limitan el volumen que escuchamos.

«Estamos observando una mayor consulta en el grupo etario de adolescentes y jóvenes por problemas auditivos», destaca Nora Neustadt, licenciada en Fonoaudiología y vicepresidenta de la Asociación Argentina de Logopedia, Foniatría y Audiología (ASALFA).

Acota: «generalmente vienen por tener un zumbido que llamamos acúfenos o tinnitus; al principio puede ser transitorio y después ya se convierte en forma permanente. Ese generalmente es el primer signo o síntoma de tener una posible hipoacusia, que en algunos casos ya es irreversible cuando consultan».

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«Especialmente se ven en aquellos jóvenes que hoy en día que tienen el uso de los auriculares en forma indiscriminada, escuchando todos los dispositivos a su alcance y durante muchas horas y a una intensidad muy fuerte que va dañando paulatinamente las células nerviosas del oído. No es sólo la intensidad sino también el tiempo de exposición, eso es lo que tenemos que tener en cuenta y considerar».

¿Qué consejos ofrecen en la consulta? Que el oído descanse cada dos horas, sin auriculares. Esa falta se ve clara en los grupos que trabajan en call centers. «Se estima estadísticamente que el 60% de las hipoacusias que se observan a nivel mundial podrían ser evitadas o bien identificadas en forma temprana«, subraya Neustadt.

 

Consumidos

Pero en el mundo sonoro, no todo auricular da igual. Según especialistas, son «menos malos» los modelos que cubren toda la oreja frente a aquellos pequeños (tipo botón) con los cuales el sonido impacta directo sobre la membrana del tímpano.

La licenciada Analia Rita Scarselli, fonoaudióloga (UBA), cuenta que hay dos cuestiones simultáneas: una es el trauma acústico que existió toda la vida: «la única manera de afrontarlo es con prevención, por ejemplo que la gente use los protectores como corresponde cuando están expuestos en situaciones laborales de ruido. Hoy en día hay más conciencia de todo esto. Están los controles que se hacen en las fábricas».

Por otro lado está el fenómeno en ascenso de las consecuencias en la población por el uso de auriculares: «hoy en día con el uso de dispositivos estamos viendo muchos chicos consumidos, no con pérdida auditiva, sino consumidos. Para mí la pérdida auditiva se va a ver de acá a un par de años. La tendencia es que cada vez va a haber más gente con hipoacusia. La gente está aislada con los dispositivos, sale a la calle, pierde el contacto con el entorno, genera un mundo sonoro que no es real. Eso es lo peligroso, además de la exposición a ruido. Entonces, una cosa es la situación de placer que a uno le genera usar el dispositivo, estando expuesto a música alta, y otra cosa es la situación laboral».

Dice que bajó 20 años la edad promedio en la que consultan: «una persona de 60 años que ya nota que en una reunión con amigos se le escapa alguna palabra hoy consulta. A veces tiene que ver con un trauma acústico y muchas veces es el desgaste».

Y que en un par de años va a estallar la bomba: «cuando vienen los chicos adolescentes al consultorio les explico que el oído no es como la piel que te cortás, se regenera y listo. Las células del oído si se lesionan, no se regeneran. Entonces, mejor bajen el volumen de los auriculares».

 

 
Gustavo Sarmiento / Tiempo Argentino

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