El trigo transgénico HB4: "Va a incrementar la conflictividad social, la merma en la salud y el deterioro ambiental"

Tras la resolución en el Boletín Oficial que habilita este nuevo cultivo, activistas, sociedad civil y científicos mostraron su rechazo por los efectos negativos comprobados del agroquímico que será utilizado indefectiblemente: el glufosinato de amonio.

Ambiente 18/05/2022 Hora: 12:40
El trigo transgénico HB4: "Va a incrementar la conflictividad social, la merma en la salud y el deterioro ambiental"
El trigo transgénico HB4: "Va a incrementar la conflictividad social, la merma en la salud y el deterioro ambiental"

Tras casi un año de la polémica por la iniciativa de los "alfajores transgénicos" de Havanna y la empresa argentina de biotecnología agropecuaria Bioceres que generó el rechazo masivo de los consumidores, Argentina aprobó finalmente, mediante un decreto oficial, la comercialización de la semilla de trigo transgénico HB4 y sus derivados (harinas, pan, etc). El principal peligro radica en que, para ser resistente a la sequía, este cultivo necesita ser fumigado con glufosinato de amonio, sumamente dañino para la salud humana y el suelo, según muestran estudios científicos.

Así, uno de los principales países exportadores de trigo se convirtió en el primer país del mundo en aprobar una variedad del cereal modificado genéticamente. Aunque muchos países no aceptan este cambio y a pesar de que la Cámara de Exportadores de Granos de Argentina (CEC) asegura que "es un riesgo enorme", el contexto mundial por la guerra entre Rusia y Ucrania incrementó el interés de los mercados internacionales en la producción local del grano.

Sin embargo, a pesar de la autorización, aún no saldrá al mercado, según las declaraciones de Bioceres a la agencia de noticias Reuters. Esta variedad ya se está produciendo en el país bajo el esquema de identidad preservada. "Facúltase a la firma INSTITUTO DE AGROBIOTECNOLOGÍA ROSARIO S.A. (INDEAR S.A.) a comercializar la semilla y los productos y subproductos derivados de esta, provenientes del trigo IND- ØØ412-7", señaló la resolución del Ministerio de Agricultura, publicada ayer en el Boletín Oficial. INDEAR pertenece a Bioceres.

Esta decisión se tomó luego de que China avalara la compra de este cereal. Brasil, el principal comprador de trigo del país, también aprobó la importación de harina elaborada con el trigo HB4 a fines de 2021.

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La ciencia desoída: alerta por el glufosinato de amonio

En una entrevista, el biólogo Guillermo Folguera contó las principales consecuencias negativas de la aprobación del trigo HB4: "Este cultivo trae aparejado un paquete tecnológico con glufosinato de amonio, un agroquímico fuertemente tóxico que impacta tanto en la salud de las comunidades como de la naturaleza".

"También se sabe que el trigo, a pesar de ser una planta de autofecundación, también genera una fecundación cruzada con lo cual incide muy fuertemente sobre el cereal no transgénico".

"Muy probablemente, va a incrementar la toxicidad de los comestibles. Argentina sostiene gran parte de su dieta en torno al trigo y, en este sentido, se espera una merma directa tanto en la calidad de la harina como en la presencia de químicos de manera creciente".

"Así que, por todo esto, en términos sociales, productivos, ambientales, de equidad social y alimentación es una pésima noticia que va a involucrar lo que ya está involucrando de manera creciente que son la conflictividad social, una merma en la salud y el deterioro ambiental".

Por su parte, en su cuenta de Instagram, el periodista referente en la lucha por la soberanía alimentaria, Patricio Eleisegui, amplió la información: "El plaguicida es objeto de estudios científicos que lo señalan como un compuesto capaz de afectar el sistema neurotransmisor de los humanos para inducir desde la pérdida de la memoria hasta convulsiones. Experiencias de laboratorio concretadas por la francesa Université d'Orléans constataron alteraciones cerebrales generadas por la exposición crónica al glufosinato de amonio".

Y sumó: "A nivel local, investigaciones concretadas por científicos como Rafael Lajmanovich (UNL), confirmaron el rasgo genotóxico y neurotóxico del glufosinato de amonio cuando entra en contacto con especies de anfibios, auténticos "centinelas" y modelos de estudio para la salud humana".

Con respecto al uso de la tierra "implica el avance de la frontera agrícola en un suelo que ya tiene estrés hídrico", dijo Folguera. "Evidentemente, se trata de procesos privatizadores, más allá (de) que están involucradas instituciones estatales como el CONICET".

Por otro lado, Eleisegui contó brevemente la historia comercial de este invento: "El HB4 incorporado al trigo y la soja parte de estudios iniciados en 2002 por un equipo de especialistas liderado por Raquel Chan, doctora en bioquímica e investigadora, tanto del CONICET como de la santafesina Universidad Nacional del Litoral (UNL)", publicó.

 

"El descubrimiento emergió de una casa de estudios pública y resultó financiado con fondos estatales. La patente, por supuesto, es propiedad de Bioceres, que se hará con las regalías. Además de hacer gala de la presunta adaptación a suelos salinos o secos, la soja y el trigo que incorporan el HB4 amplían la franja de uso de un plaguicida pensado para suceder al glifosato: el glufosinato de amonio. Bioceres tiene "contrato de exclusividad" con la etiqueta de glufosinato de amonio "Prominens", sintetizado por la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA)".

 

 
 
 
 
 
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En octubre del 2020, más de 1000 científicos se opusieron al trigo transgénico HB4 y exigieron que se dé marcha atrás con su autorización, en una carta abierta destinada al Gobierno Nacional.

Los referentes, tanto del CONICET como de universidades nacionales, consideraron que atenta "contra la salud socioambiental".

Los expertos aseguraron que "remite a un modelo de agronegocio que se ha demostrado nocivo en términos ambientales y sociales, causante principal de las pérdidas de biodiversidad, que no resuelve los problemas de la alimentación y que amenaza, además, la salud de nuestro pueblo, confrontando la seguridad y la soberanía alimentaria".

Según la FAO, citan los científicos, el agroquímico glufosinato de amonio que se usará para fumigar estas plantaciones "es un herbicida 15 veces más tóxico que el glifosato, ampliamente cuestionado y prohibido en muchos países por su toxicidad aguda y sus efectos neurotóxicos, genotóxicos y alteradores de la colinesterasa".

 

(Sabrina Pozzi / Carbono News)

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