1er Encuentro Intergeneracional en Guaminí: Adultos mayores y niños en beneficio mutuo
Se llevó a cabo el Primer Encuentro Intergeneracional entre el hogar de ancianos “Jardín de los Abuelos” y el Centro de Atención Integral “Amor y Fe” de Guaminí. Adultos mayores compartieron una tarde de propuestas lúdicas, lectura y entretenimiento junto a los más pequeños de la mencionada institución. El sencillo método mejorara la salud de adultos mayores.
Una nueva investigación reveló que una actividad común puede mejorar de gran manera el bienestar de las personas de la tercera edad.
A medida que los adultos mayores van envejeciendo cada vez más, tanto las familias como la propia ciencia comienzan a buscar alternativas para cuidar y fortalecer su salud mental. De esa manera se busca evitar enfermedades de deterioro cognitivo como el Alzheimer o alguna demencia relacionada.
Existen ciertas soluciones o métodos que pueden ayudar a los ancianos a ejercitar su memoria y que logran que las personas de la tercera edad eleven sus niveles de compromiso, de vitalidad, y que se despierten sentimientos de alegría que vivieron en su juventud.
Interacción con niños: ¿de qué se trata?
Algunos centros geriátricos están desarrollando una práctica innovadora en el tratamiento de sus residentes, les permiten interactuar con niños. El efecto que tienen los niños en un centro geriátrico es significativo, ya que cuando esto ocurre la mayoría de los ancianos olvidan de sus propias limitaciones físicas, se encuentran más animados y logran recordar etapas felices de su vida.
Así lo demuestra un nuevo estudio realizado en Sudáfrica que investigó cómo las interacciones con niños pequeños afectan la salud mental de los adultos mayores que viven en geriátricos. Las 10 participantes en las cuáles se basó la investigación fueron mujeres mayores de 60 años, la mitad de las cuales tenían entre 80 y 89 años. Las participantes provenían de una amplia variedad de orígenes socioeconómicos y culturales.
En 2018, el hogar donde residían estas personas, inauguró una escuela de juegos para chicos. Con esa nueva inclusión, los residentes podían realizar dos veces por semana encuentros no obligatorios con niños de 3 a 5 años, dos veces a la semana. Las interacciones duraban una hora y se realizaban juegos didácticos como pasarse una pelota o construir un rompecabezas.
Los resultados fueron sorprendentes
El análisis científico tuvo reveló que el 83% de las ancianas que interactuaron con niños dos veces a la semana tuvo resultados negativos en términos de depresión o ansiedad. Una participante que dio negativo por ambos trastornos fue quien tuvo la mayor cantidad de interacciones con los niños, de 4 veces por semana.
El afecto físico con los niños durante las interacciones fue significativo para los participantes. En entrevistas posteriores, las ancianas revelaron la sensación de placer de ser aceptados e incluidos por los niños y sentirse como una familia.
Los participantes además indicaron que interactuar regularmente con los niños mejoró su disfrute de los vínculos, ya que los pequeños aprendieron cómo comportarse con los adultos mayores. Esto facilitó la formación de relaciones con los niños y los adultos mayores tuvieron una sensación de satisfacción, ya que sintieron que podían hacer un valioso aporte a la comunidad educando a los niños.
